La gran afluencia de turistas, la cantidad de embarcaciones de recreo y la cercanía a las principales"autopistas marítimas" del Mediterréno Occidental hacen de Ibiza el lugar ideal para introducir grandes partidas de droga . Por eso la mafia albanesa con la que trabajaba la banda de Stefan Milojevic, desmantelada en la operación Manso-Enroque Bal, había convertido la isla en la puerta europea del narcotráfico. La cocaína llegaba en barcos mercantes, desde donde arrojaban los fardos con flotadores y balizas para que los narcos locales la recogieran en alta mar. El hachís llegaba a la isla en potentes embarcaciones neumáticas, directamente desde el norte de África. La droga permanecía apenas 48 horas en depósitos en Ibiza, antes de ser trasladada, oculta entre mercancías legales

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