Aunque estemos en noviembre, sabemos que el mes de diciembre es por excelencia, el de los grandes gastos navideños de modo que nada como prepararse y ahorrar un poco, aunque pensemos que el tiempo es ajustado. De hecho muchos expertos en finanzas recomiendan anticiparse antes de que lleguen los sustos y comenzar a ahorrar para los gastos navideños y también, como un hábito recomendable durante todo el año y con un método que cada vez, aplica más gente: la regla 50/30/20.

Desde la página web de BBVA , sus expertos nos recuerdan que la regla 50/30/20 es tan simple como efectiva para poner orden al presupuesto. De este modo, no hace falta ser economista ni pasarse el día con una calculadora en la mano. La idea es más sencilla: repartir lo que entra cada mes en tres partes, una para lo necesario, otra para los caprichos y otra para el ahorro . Con eso, dicen, ya se empieza a tener cierto control. Podemos entender entonces que no es una técnica mágica ni un sistema cerrado. Es, más bien, una manera de mirar el dinero con otros ojos. De priorizar. Funciona igual si se gana mucho o poco, porque lo importante es el hábito. Y , sobre todo, sirve para que enero no llegue con esa sensación de haber gastado más de lo que uno quería.

Qué es exactamente la regla 50/30/20

Esta regla de ahorro se apoya en un reparto fácil de recordar: el 50 % de los ingresos se destina a las necesidades básicas, el 30 % a caprichos o gastos personales y el 20 % se guarda o se invierte. Así, cada parte del dinero tiene su función y se evita improvisar.

Lo que cambia respecto a la manera habitual de organizar las finanzas es el orden. En vez de gastar primero y ver si sobra algo al final del mes, aquí se hace lo contrario: se aparta el ahorro nada más cobrar , y con lo que queda se cubren las demás partidas. Puede parecer un pequeño detalle, pero marca una gran diferencia.

Desde el BBVA lo explican con claridad: no se trata de recortar sin pensar, sino de darle un lugar al ahorro dentro del presupuesto mensual. De esta forma, se evita esa sensación de estar todo el tiempo corriendo detrás del dinero y se gana estabilidad, algo que en diciembre (cuando los gastos se multiplican) puede ser clave.

El 50 %: lo imprescindible

El primer bloque, el del 50 %, corresponde a los gastos que sostienen el día a día: vivienda, facturas, comida, transporte o educación. Son las necesidades que no se pueden posponer y que deberían ocupar, como máximo, la mitad de los ingresos.

Aquí entran el alquiler o la hipoteca, la luz, el agua, el gas, la compra del supermercado o el abono transporte . Si cubrir todo eso exige más de la mitad del dinero mensual, conviene revisar el presupuesto y ajustar. A veces no es cuestión de ganar más, sino de organizar mejor lo que ya se tiene.

En Navidad, esta parte del presupuesto suele desbordarse. Hay quien considera necesario comprar más comida o llenar la casa de adornos nuevos. Y ahí está el error: lo básico es lo que permite vivir con normalidad, no lo que responde a una costumbre o a un impulso. Mantener esa frontera clara es lo que hace que la regla funcione de verdad.

El 30 %: disfrutar sin perder el control

El segundo bloque, el del 30 %, está reservado para los gastos prescindibles: ocio, salidas, viajes, caprichos o cualquier gasto que mejore la calidad de vida. Son importantes porque también forman parte del bienestar, pero deben tener un límite claro.

En plena campaña navideña, mantener ese 30 % puede resultar complicado. Entre cenas, eventos y compras impulsivas, la línea entre lo necesario y lo opcional se difumina con facilidad. Por eso los expertos recomiendan planificar. Si se sabe que diciembre traerá más gastos, se puede reducir el ocio de los meses previos o ajustar el presupuesto para no romper el equilibrio.

El 20 %: el ahorro 

El último bloque, el del 20 %, es el que marca la diferencia. Ese dinero debe destinarse al ahorro o la inversión, y lo ideal es apartarlo nada más cobrar. Puede ser para un fondo de emergencia, una cuenta de ahorro o un objetivo concreto. Lo importante es que no se mezcle con el dinero del día a día.

Desde el BBVA recomiendan ingresar esta cantidad en una cuenta separada, como las cuentas de ahorro que permiten ver la evolución mes a mes. De esta forma, el ahorro se vuelve visible y tangible. Ver cómo la cifra crece, aunque sea poco a poco, refuerza la motivación para seguir cumpliendo con el plan.

En épocas de más gasto, como la Navidad, puede parecer un sacrificio reducir el dinero disponible para ocio o compras. Pero ese 20 % acaba traduciéndose en tranquilidad. Tener un colchón para imprevistos o empezar el año sin deudas es, al final, la mejor recompensa.

Cómo empezar a aplicarla

Antes de lanzarse, conviene revisar los números. El primer paso es calcular los ingresos reales que se reciben cada mes , después de impuestos o deducciones. El segundo, anotar todos los gastos durante al menos un par de semanas para saber en qué se va el dinero.

Una vez hecho ese análisis, toca clasificar cada gasto en una de las tres categorías y ajustar las cifras . Puede que al principio las proporciones no cuadren exactamente, pero lo importante es acercarse poco a poco a los porcentajes de la regla. Si las necesidades superan el 50 %, habrá que recortar algo o buscar alternativas más económicas.

Hoy en día, muchas aplicaciones bancarias permiten automatizar ese control y visualizar de forma clara a qué se destina cada euro. Sin embargo, más allá de la herramienta, lo esencial es el compromiso: el hábito de revisar y corregir mes a mes.