Fuente: Sasin Tipchai/Pixabay
Con demasiada frecuencia, escucho la misma cantaleta: “Hemos perdido la pasión”, “somos una gran pareja, nos llevamos bien, pero ya no tenemos sexo”, “nos queremos mucho, pero estamos bloqueados en cuanto a la intimidad ”. A menudo, lo que realmente sucede no es una sequía sexual, sino soledad disfrazada de ella. He visto cómo las inevitables transiciones de la vida (el nido vacío, la menopausia , la implacable rutina de la crianza ) intensifican este dolor silencioso, convirtiendo a las parejas en extraños en su propia habitación. Los problemas sexuales no se reducen solo al deseo; son un espejo que refleja un aislamiento más profundo e inexpresado. ¿La buena noticia? La autenticidad, ese coraje genuino para mostrarse tal como uno es, puede sanar tan

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