En México, mientras presidentes llegaron y se fueron y los planes de seguridad fracasaron, capos como Ismael “El Mayo” Zambada operaron durante más de 40 años. Su captura en julio de 2024, en el avión que lo llevó contra su voluntad a Estados Unidos, apenas confirma una excepción: otros como Nemesio Oseguera “El Mencho” o Isidro Meza “Chapo Isidro” siguen libres. La impunidad de los narcos no se explica solo por fallas operativas o falta de voluntad política, sino por raíces históricas y estructurales: geografía, complicidad institucional y abandono territorial. Las detenciones exitosas — El Chapo Guzmán en 2014 y 2016, Beltrán Leyva en 2009, Treviño Morales en 2013— fueron operaciones quirúrgicas, no resultado de control del territorio. La mayoría de las capturas se debió al azar o a desc

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