La imagen decía más que mil palabras. Jack Doohan deambulaba, esa es la palabra, en el hospitality de Alpine . En un momento se le acercó Paul Aron, más alto de lo que se tenía impresión de él a través de la TV. Ambos departían en la puerta. Un mecánico, o ingeniero o asistente del equipo fue el único que paró a departir un rato con ellos. Y de repente, a toda velocidad, Franco Colapinto , que venía del sanitario que no es exclusivo, pasó por delante, palmeó al trabajador de la escudería y se metió raudo al detrás de escena para cambiarse. El tiempo apremiaba para ponerse la ropa de fagina y salir a clasificar en Interlagos, su carrera 23 en la Fórmula 1 .
Quizás Franco los saludó a Doohan y a Aron en otro momento, solo que el contraste visual fue acaso la síntesis más perfecta de

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