-A empujones sale coronel Othón de la Aduana

-Rompe récord audiencia crucista

-Baja Banxico la guardia nomás poquito

-Mal y de malas, Trump

Ni con la espátula de la disciplina y el rigor militar podía ser despegado del cargo el administrador aduanal, el coronel Octavio Othón López Pérez. Hizo berrinche, pataleta y se pegó con plastiacero a la silla durante varios días.

Para un clavo, obvio, otro clavo. Fue enviado de la Ciudad de México un General de la misma corporación militar, la Guardia Nacional, quien se encargó de aplicar los respectivos solventes disuasivos en la silla de “mi Coronel”, lo separó y se lo llevó al centro del país para ponerlo a disposición de la superioridad.

Rarísimo ese caso. Lógicamente Octavio Othón no se aferró al cargo por su profundo amor a Juárez, como i

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