El chico de Zaragoza que acabó viviendo el sueño de Sabino, el océano y la playa, del paseo Constitución a Mulholland Drive, la verdadera estrella del rock española, en el tiempo de la lírica, de la lectura. Enrique Bunbury publica su libro más bello, más confesional. Después de Exilio Topanga, su primera incursión y otras experimentaciones, nos presenta ahora, editado por Cántico, Los suaves deslices de la lluvia. Un libro de poesía, un volumen de lírica y recuerdo. Quizá sea esa la única pega de este volumen: Bunbury, artista total, eléctrico, orgánico y cocinero, podría haber hecho de estas lágrimas/gotas un dietario bellísimo sin tratar de encorsetarlo al verso. Porque hay tanto ritmo, tanta cortadura, que uno imagina el potencial fragmentario de un Sam Shepard o Félix Romeo, ahí, en e

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