Los Ángeles.- Un espíritu punk primigenio ruge a través de “Muere, mi amor” de Lynne Ramsay, un psicodrama irregular y arriesgado protagonizado por Jennifer Lawrence como una madre primeriza cada vez más desquiciada y Robert Pattinson como su esposo

En este caldero de pesadilla matrimonial, ambientado en una destartalada casa rural de Montana, hay incendios, reales e imaginarios, y una variedad de vida silvestre. Hay un perro que ladra sin cesar, traído a casa por Jackson (Pattinson) poco después de que la pareja se mudara desde Nueva York. Hay un caballo en el camino, inoportunamente. Y en la camisa de Grace (Lawrence) hay un tigre. Pero, más allá de estos toques animales, está Grace misma. En un momento al principio de la película, merodea a cuatro patas entre la hierba alta, con un cuc

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