La ambición de China por liderar la industria de la longevidad ha dejado de ser una aspiración marginal para convertirse en un proyecto nacional respaldado por inversiones multimillonarias, la proliferación de empresas biotecnológicas y un renovado interés social y político por extender la vida humana. El impulso estatal y privado ha transformado la búsqueda de la longevidad en un sector legítimo y lucrativo, donde laboratorios, “islas de la inmortalidad” y píldoras antienvejecimiento compiten por un lugar en el futuro de la salud.
El propio Xi Jinping junto a Vladimir Putin ha abordado públicamente la posibilidad de alcanzar los 150 años de vida, reflejando la magnitud de la apuesta china por la biotecnología y la medicina anti-envejecimiento.
El auge de la industria de l

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