Cuando llegó, Sebastián Villa parecía intocable. Las luces de su jerarquía lo ponían en un lugar distante de todos, incluso sus compañeros. Con el tiempo, el colombiano se bajó del póster y empezó a entender que Independiente Rivadavia podía ser un lugar para ser feliz.

Con la foto de campeón, Sebastián Villa resurgió como el Ave Fénix que mordió el polvo. Figura, capitán y referente intocable, el colombiano se ganó el amor del pueblo azul, una hinchada fiel que no regala ovaciones. Y él también devuelve gentilezas en modo pared.

"Es uno de los títulos más importante de mi carrera", dice Sebastián Villa en medio de los festejos con la Copa Argentina en su brazo izquierdo, y eso que dio otras 9 vueltas olímpicas con Boca Juniors, club del que es hincha, y Deportes Tolima, su

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