Inamovible en su compromiso de frenar las drogas ilícitas desde los sitios de origen y tránsito hacia Estados Unidos, el presidente republicano Donald Trump emprendió hace dos meses una inédita ofensiva militar en aguas internacionales, lo que dijo acompasará con una ofensiva terrestre y otras medidas que evalúa, en el marco de la declaratoria que hizo al Congreso de que “el país está en un conflicto no armado internacional contra las organizaciones designadas como terroristas”.
En ese viraje de la vigilancia e interdicción policial al accionar militar contra el narcotráfico, el gobierno Trump reposicionó fuerzas en América Latina, desplegando seis barcos de la Marina, aviones caza F-35 a Puerto Rico y al grupo de asalto de los portaviones USS Gerald R. Ford en aguas del Caribe, frente a

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