Terrible partido del Unicaja en Andorra , una derrota hiriente (98-74). No es cuestión de sacar las antorchas, pero esto no es caer en Tenerife o ante el Barça . Lo que se vio al pie de los Pirineos fue algo mucho más preocupante. Un equipo superado desde el minuto al 40 por otro que quiso mucho más la victoria. La energía, la actividad y la actitud van antes que el juego, los sistemas y los mecanismos. Y no hubo de lo primero en el Unicaja, apenas unos minutos ilusionantes de Duarte cuando aún había partido. Sobrepasado en deseo, el equipo malagueño fue muy vulgar y un juguete en las manos del Andorra. Se asume que se necesita tiempo, que caerán más derrotas esta temporada con la reconstrucción y nadie debería llevarse las manos a la cabeza. Pero cuando hay un partido a la semana

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