Ver, mirar, observar. Palabras que parecen decir lo mismo pero cuyo significado estricto varía con la intención e intensidad que se emplean. Es el caso de cuando se está en un ambiente natural buscando aves. Hablamos de avistaje,

Esos matices saltan cuando se busca algo con una concentración y determinación sostenida por horas, a veces días o meses, con un total sigilo al desplazarse por la vegetación, agudizando todos los sentidos y, en este caso, con el barro a las rodillas, 39 grados de calor y un sin fin de mosquitos alrededor.

A todo esto se suma que determinadas especies de aves se mimetizan a la perfección en su ambiente. Y solo con la práctica y un profundo análisis de su comportamiento uno puede, y solo algunas veces, detectarlas.

El aguatero es una de las especies más críptica

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