A las siete de la noche, el Zócalo ya lucía lleno y con ganas de bailar el Noa Noa. Miles de personas habían llegado desde horas antes para presenciar un fenómeno extraño y, al mismo tiempo, profundamente mexicano: ver a Juan Gabriel regresar al Palacio de Bellas Artes , pero ahora desde tres pantallas gigantes colocadas frente a la catedral y el asta bandera. Una proyección, sí, pero con alma de concierto.
Mientras caía la tarde, el tráiler de Juan Gabriel : Debo, quiero y puedo, la nueva serie de Netflix , aparecía una y otra vez sobre las pantallas. Entre cada repetición, el público convertía la plaza en una pista de baile cuando sonaban los covers del Divo, aquellos que alguna vez retomaron Panteón Rococó o Dread Mar I.
Antes del evento, vendedores ambulantes levant

El Universal

Clarín Estados Unidos
El Grafico
La Opinión Entretenimiento
OKDIARIO Estados Unidos
El PAÍS América
Vida Latina
Primera Hora Entretenimiento
24 Horas Fútbol Internacional
NHL Arizona Coyotes