Antonio León y Roberto Zamora ocupan la fotografía principal pero en ella cabrían muchos más. Como Mercy y María del Carmen Henríquez, madre e hija, que llevan años peleando por Cañada Honda, ese diseminado de viviendas que ocupa una importante franja de terreno cuando la ciudad se pierde hacia el norte y al que se accede desde la rotonda de Casa Ayala.

En Cañada Honda no llegan a los dos centenares de vecinos y a veces parece que esa falta de aforo propicia a las administraciones un abandono más cómodo. Pero ellos se hacen escuchar. Porque capitalizan décadas de lucha ciudadana en un barrio al que consumen las riadas cuando caen las lluvias, sin colectores que filtren el agua que baja por el cauce del barranco.

Roberto Zamora lo sabe bien porque son muchos años lidiando con el problema.

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