Fue considerada en un momento la mujer más bella del mundo, una diosa de porcelana y al mismo tiempo, había dado muestras con sus inventos de que era una mente brillante de la tecnología . Aunque ese reconocimiento tardaría en llegar.
En los últimos años de su vida, Hedy Lamarr protagonizó un escándalo alrededor de su propia autobiografía, Ecstasy and Me , que había encargado a un escritor. En lugar de centrarse en los aspectos más singulares de su trayectoria —como su faceta de inventora de una tecnología clave del siglo XX—, el libro se sumergía en detalles sensacionalistas de su intimidad. Abundaban las referencias a su vida amorosa y episodios personales, mientras su legado científico quedaba completamente relegado.
Indignada, Lamarr demandó a los editores del libro, al que

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