Para el peronismo bonaerense, la elección de octubre sigue doliendo, hace emerger las recriminaciones y además fomenta una interna que estaba silenciada y ahora aparece a todo volumen entre -al menos- dos grandes espacios que disputan por la no menor agenda de la conducción política del movimiento.

Si hasta hace dos semanas había resquemores, ahora el Camporismo y el Kicillofismo van a tener difíciles negociaciones en múltiples escenarios: desde la renovación de cargos en el PJ, el debate del presupuesto y la gestión cotidiana entre provincia y municipios.

“Siempre hay diálogo. Paciencia hay que tener”, sostienen en La Plata por estas horas.

Aunque existan jerarquías y verticalidades en los dos espacios, los interlocutores no son un todo homogéneo y es necesario trazar un mapa para ente

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