Cuando el arquitecto y urbanista italiano Rinio Bruttomesso pisó por primera vez Punta Arenas, en octubre de 2019, lo hizo movido por una curiosidad casi simbólica. Habían transcurrido 499 años desde el paso de Hernando de Magallanes por el estrecho que hoy lleva su nombre y, como estaba seguro que no podría regresar para la celebración de los 500 años, este vicentino -como también lo era el cronista Antonio Pigafetta- realizó un acto sorprendente y de una inocencia inesperada para un hombre de su edad: hizo un barquito de papel y lo lanzó al mar austral.

“Era un gesto simple, pero sentí que estaba tocando un mito. Pisar el suelo del estrecho cambia la percepción: aquello que parecía leyenda se vuelve real”, plantea.

Al relatar su “aventura” naviera en el fin del mundo, los ojos de B

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