El Barça vuelve a desplomarse. Esta vez, en un derbi catalán que confirmó lo que muchos temían: el proyecto de Joan Peñarroya no arranca . Bàsquet Girona , hasta hoy con solo un triunfo en su casillero, se impuso con claridad (96-78) en un Fontajau entregado , firmando su segunda victoria en Liga Endesa a costa de un rival desconectado, sin alma y, sobre todo, sin defensa.
El Barça ya no asusta. La derrota llega tras el duro golpe encajado en Euroliga frente al Real Madrid. Y lo que debía ser una oportunidad para rehacerse, terminó siendo un nuevo punto de inflexión... hacia abajo.
Superioridad desde el salto inicial
Desde el primer cuarto, el equipo de Moncho Fernández olió sangre. Girona salió intenso, vertical y con puntería. Pepe Vildoza marcó territorio desde el perímetro, y Pep Busquets —el hombre del partido con 18 puntos — se encargó de liderar al grupo con descaro y acierto.
El Barça, en cambio, se mostró errático, sin cohesión ni claridad en ataque. Los azulgrana apenas conectaban en las transiciones y su débil entramado defensivo permitía canastas fáciles y demasiado ritmo al rival.
Peñarroya, impotente, recurrió pronto al banquillo: Kevin Punter, Will Clyburn y Juani Marcos saltaron al rescate, pero ni la experiencia ni la calidad fueron suficientes para detener la hemorragia.
Desconexión total antes del descanso
El primer tiempo se cerró con un triple sobre la bocina de Busquets que disparó la euforia en las gradas y hundió anímicamente a un Barça cada vez más frágil (47-33). La cara del técnico blaugrana hablaba por sí sola : gesto tenso, mirada perdida... y la sensación de que se le escapa el vestuario y el rumbo.
Un Girona sin complejos
En el tercer cuarto, el Girona olió la oportunidad de sentenciar. Busquets siguió perforando la defensa del Barça como un cuchillo en mantequilla y el marcador se disparó hasta los +22 . La entrada en bonus temprana del conjunto visitante no ayudó, y aunque Brizuela anotó un triple esperanzador, el Barça seguía mostrando una preocupante inconsistencia .
Ni Hernangómez bajo el aro lograba finalizar jugadas claras. La desesperación de Peñarroya se tradujo incluso en patadas al aire tras un error no forzado. Mientras, los locales se crecían, y cada posesión parecía una oportunidad para alimentar el drama culé.
El cierre: otro triple, otro clavo más
El encuentro terminó como empezó: con el Barça sin capacidad de reacción , y con el Girona disfrutando. Un triple final de Derek Needham puso la guinda a una actuación memorable del equipo gerundense y una de las más tristes del Barça en los últimos tiempos.
Con esta derrota, el Barça firma un preocupante 2-4 en Liga Endesa y se aleja de los puestos de playoff. Peñarroya queda muy tocado , con el vestuario dando señales de desconexión y la afición perdiendo la fe. La sensación es clara: el equipo no compite, no reacciona, no cree.

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