En un falso castillo ubicado en la cima de una colina de Los Ángeles, un pequeño equipo de filmación se apiña en un dormitorio y graba una escena sexual bajo la atenta mirada de su productor chino.
Bienvenidos al fascinante mundo de las series verticales, una industria de varios millones de dólares que ha revolucionado Hollywood en solo dos años. La clave: ficciones generadas por algoritmos, diseñadas para ser vistas en un teléfono inteligente en episodios adictivos de 60 segundos. Son como “telenovelas con cocaína”, afirma el productor francotaiwanés Vincent Wang.
Con sus tramas sobre hombres lobo o multimillonarios, presupuestos de apenas unos cientos de miles de dólares y calendarios de rodaje ultrareducidos, este formato está transformando radicalmente —y, según algunos, salvando— un

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