Miles de adoptados internacionales en EE. UU., criados como ciudadanos , descubren que no tienen nacionalidad estadounidense y ahora enfrentan el riesgo real de deportación.

Shirley Chung llegó a Estados Unidos desde Corea del Sur cuando tenía apenas un año, tras ser adoptada en 1966 por una familia estadounidense. Creció en Texas , estudió, trabajó, formó una familia y vivió convencida de ser estadounidense, sin imaginar que décadas después su estatus sería puesto en duda . Su identidad estuvo siempre ligada a la cultura estadounidense , pero un trámite burocrático lo cambió todo: en 2012, al intentar reemplazar su tarjeta del Seguro Social, descubrió que nunca obtuvo la ciudadanía.

La sorpresa amarga de miles de adoptados en EE. UU.

Según el portal 'BBC', el caso de Shirley

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