San Pablo (enviado especial).- A Franco Colapinto se le nota mucho todo lo que le pasa, en este mundo inconmensurable que empezó a conocer el año pasado.Un sueño que lo atrapó de chiquito y que ahora lo atrapó a él. Tanto, que todo el mundo lo busca, quiere un saludo, una selfie, lo que sea. Y cuando todo viene bien, el gusto de darles el gusto es otro. Pero cuando sale mal, apechuga y trata de poner su mejor cara. Eso pasó el año pasado en este mismo Interlagos.

Por eso, que el final de las extensísimas jornadas de un gran premio haya sido el que fue, habla de que Colapinto entendió que se llevó mucho de Brasil, más allá de que quiere mucho más de lo que le da este Alpine.

¿Y cuál fue ese final? El del piloto argentino colgado sobre la pared del box de Alpine, firmando todas las ba

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