Por Jorge Alcocer V.
Casi todos los recientes presidentes de México llegaron a un punto en su mandato en que perdieron el control, tanto del entorno como del contorno. Doy ejemplos:
Salinas, con el asesinato de Colosio.
Zedillo, por el “error de diciembre”.
Fox, siempre.
Calderón, con la muerte de Juan Camilo Muriño.
Peña Nieto: por Ayotzinapa
López Obrador: con el COVID
Las reacciones de esos mandatarios ejemplifican disímbolas capacidades para enfrentar la adversidad y recuperar el control, o al menos intentarlo.
Carlos Salinas no se recuperó, Felipe Calderón tampoco. Ernesto Zedillo sí. A Enrique Peña Nieto terminó por hundirlo el escándalo de la “casa blanca”; en los hechos, dejó al garete el gobierno mucho antes de la fecha de término de su mandato. López Obrador recuperó con

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