Cada noviembre, los pasillos de los centros comerciales se llenan, las páginas web colapsan y las tarjetas se deslizan sin descanso. Es “El Buen Fin”, el evento que promete precios bajos, adelantos de aguinaldo y una oportunidad para dinamizar la economía mexicana.

Pero tras los anuncios color rojo y las letras de “oferta”, persiste la pregunta: ¿a quién beneficia realmente?

De idea patriótica a fenómeno comercial

El Buen Fin nació en 2011 , durante el gobierno de Felipe Calderón , como una iniciativa conjunta entre el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) , la Secretaría de Economía y la Concanaco Servytur .

Inspirado en el Black Friday estadounidense, su meta era clara: fomentar el consumo interno y reactivar la economía tras la crisis de 2008, adelantando la derrama

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