El aire húmedo y espeso del Amazonas reemplaza desde este lunes al olor a petróleo que dominó la conferencia climática de la ONU del año pasado en Bakú, capital del productor de hidrocarburos Azerbaiyán . Con 50.000 participantes reunidos en la ciudad brasileña de Belém, la COP30 inicia sus trabajos con la misión de evitar el colapso de la cooperación global frente al cambio climático.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva insistió en celebrar la cumbre en plena selva amazónica, pese a la escasez de infraestructura hotelera y a los desafíos logísticos que enfrenta la organización. “Sería más fácil realizar la COP en un país rico”, declaró en agosto. “ Queremos que las personas vean la situación real de los bosques, de nuestros ríos, de nuestra gente que vive allí ”, afirmó.

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