Compartiendo diálogos conmigo mismo
La vida no es un puesto de venta, sino de donación: Florecemos como caminantes de un recinto sagrado, transeúntes de un tabernáculo divino, viandantes de un níveo paraíso de amor, que hemos de descubrir como edén y no encubrirlo como mercado.
Los hijos del amor, al ser piedras vivas del templo espiritual que es la Iglesia, no son vendedores de nada, son la pulsación desprendida que glorifica a Dios. Aún hoy, sigue habiendo mercaderes que profanan con todo tipo de abusos, existencias que son sagradas.
I.- Somos la casa que Dios edifica
Cada cual, con su don divino,
labora sus propios cimientos,
cultiva sus nativas corrientes,
alienta y replantea sus modos,
maneras y estilos de asentarse.
Conforme a la gracia de Dios,
uno se reaviva y se robus

Juárez Hoy

La Silla Rota
NBC 7 San Diego Entertainmet
OK Magazine
TMZ Video
Newsweek Video
The Conversation
The Boston Globe Crime
The Daily Beast
Nola Sports