Lo declaro, lo juro, lo reconozco: muchas veces me pierdo por los recovecos de Internet por boludear nomás. Y una pavada lleva a la otra y dato interesante pica la curiosidad y ese a otra y uno termina en una selva de tonterías sin ton ni son que van desde la mejor receta para cocinar un buen pesto hasta que un asteroide caerá sobre la Tierra produciendo un desastre ambiental que los humanos todavía no pudimos conseguir, pasando por las inclinaciones sexuales de determinado y célebre monarca europeo.

Ese discurrir sin emociones ni turbulencias intelectuales a qué lleva. Porque esos muy superficiales conocimientos nos conducen a la nada misma: a distraernos.

¿Y de qué? De ciertos temas irresueltos, algunas preguntas extremadamente molestas, de determinadas “pesadillas del vivir”, como dic

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