Ha transcurrido apenas un mes desde que José Jerí fue investido como presidente de la República, tras la defenestración de Dina Boluarte por la coalición parlamentaria que hoy ejerce el poder real. Sin embargo, la atmósfera del país permanece inalterada.

Según el Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef), en el primer mes del actual Gobierno se registraron 129 homicidios a nivel nacional, 55 de ellos en la capital. A la par, las denuncias por extorsión ya superan las 30.000 en lo que va del año, con incrementos de casi 50% en Lima Metropolitana y el Callao.

La criminalidad, lejos de ceder, persiste incluso bajo el amparo de un enésimo estado de emergencia, prorrogado.

Jerí ha optado por la escenografía del control antes que por la construcción de una estrategia de seguridad.

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