Mariano Llinás dio vuelta la taba del cine argentino al menos dos veces, nos referimos a Historias extraordinarias y La flor . Al margen de su extensión, estos relatos pusieron en crisis a la economía formal de los modos de producción artística, no sólo cinematográfica. Siempre desde nuestro punto de vista, discutible pero que pretenderemos defender, Llinás representa para nuestra generación —de amantes y amateurs, de espectadores y realizadores, de lectores y salvajes apropiadores de toda verdad, belleza o bondad que resida en un objeto estético— la voluntad de cambiarlo todo, la entrega paciente al arte y la crítica a la obcecación de los modos de producción hegemónicos. Llevamos bajo el brazo El capital y las películas de El Pampero como documentos que prueban los límites del d

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