Canadá ya no está libre de sarampión debido a los actuales brotes de la enfermedad, afirmaron el lunes expertos internacionales en salud, ya que las tasas de vacunación infantil están disminuyendo y el virus altamente contagioso se está propagando por Norte y Sudamérica.

La pérdida del estatus de eliminación del sarampión en el país se produce más de un año después de que el contagioso virus comenzara a propagarse.

Canadá ha registrado 5.138 casos de sarampión este año y dos muertes. Ambos eran bebés que fueron expuestos al virus del sarampión en el útero y nacieron prematuramente.

La eliminación del sarampión es una designación simbólica, pero representa una ardua batalla ganada contra la enfermedad. Se obtiene cuando un país demuestra que ha detenido la propagación continua del virus dentro de las comunidades locales, aunque ocasionalmente puedan surgir casos por viajes.

El sarampión típicamente comienza con una fiebre alta seguida de un sarpullido característico que empieza en la cara y el cuello. Aunque la mayoría de los pacientes se recuperan, es una de las principales causas de muerte entre los niños pequeños, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las complicaciones graves, incluyendo ceguera e inflamación del cerebro, son más comunes en niños pequeños y adultos mayores de 30 años.

Se previene con una vacuna administrada de manera rutinaria y segura a los niños en todo el mundo.

"Es un desarrollo profundamente desalentador. Es un desarrollo profundamente preocupante. Y, francamente, es un desarrollo embarazoso", dijo Jennifer Nuzzo, experta en enfermedades infecciosas de la Universidad Brown. "Ningún país con la cantidad de recursos de Canadá —ni otros países en América del Norte incluso— debería perder su estatus de eliminación del sarampión".

Canadá eliminó el sarampión en 1998, y Estados Unidos dos años después. Tras campañas de vacunación enormemente exitosas, el continente americano se convirtió en la primera región del mundo en estar libre de sarampión en 2016. Los funcionarios de salud estiman que la vacuna contra el sarampión previno 6,2 millones de muertes en la región entre 2000 y 2023.

Pero desde entonces, las tasas de vacunación en el continente han caído por debajo del 95% de cobertura necesario para detener los brotes. Grandes brotes en Venezuela y Brasil en 2018 y 2019 le costaron a la región su estatus de eliminación. Se recuperó en 2024, pero termina nuevamente con la pérdida de Canadá.

Expertos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), una agencia de salud independiente, tomaron la determinación después de analizar datos sobre los brotes en Canadá que mostraron que el virus se ha propagado continuamente durante un año.

Nunca ha sido fácil detener la circulación del sarampión en las comunidades locales, dijo el doctor Jarbas Barbosa, director de la OPS, en una conferencia el lunes.

"Como región, hemos eliminado el sarampión dos veces", dijo Barbosa. "Podemos hacerlo una tercera vez".

En un comunicado, funcionarios de salud canadienses dijeron que estaban trabajando con socios gubernamentales y comunitarios para mejorar la cobertura de vacunación, compartir datos y proporcionar orientación basada en evidencia.

El virus del sarampión es uno de los más contagiosos conocidos en la medicina. Una persona infectada puede contagiarlo a hasta 9 de cada 10 personas no protegidas con las que entra en contacto cercano. Los expertos en salud dicen que, por mucho, la mejor prevención contra el sarampión es la vacuna, que proporciona un 97% de protección después de dos dosis.

La OPS ha confirmado casi 12.600 casos este año en 10 países, un aumento de 30 veces desde 2024. La gran mayoría están en Canadá, Estados Unidos y México, pero Bolivia, Brasil, Paraguay y Belice también tienen brotes activos.

En 2024, la región tenía una tasa de vacunación del 79%, un aumento respecto a años anteriores pero aún demasiado baja, señaló.

Estados Unidos eliminó el sarampión en el 2000, pero ese estatus está en riesgo a pesar de que el gran brote que mató a tres personas y enfermó a casi 900 en Texas, Nuevo México y Oklahoma ha terminado.

Los brotes actuales en Estados Unidos incluyen 34 casos en Carolina del Sur y uno que afecta a pueblos en la frontera de Arizona y Utah que ha enfermado a más de 150 personas desde mediados de agosto.

Una gran duda ahora es si alguno de ellos está vinculado al brote de Texas. Para perder el estatus de eliminación, los datos de salud deben mostrar una cadena continua de propagación del sarampión durante un año.

Funcionarios internacionales de salud han recomendado a Estados Unidos “mejorar los protocolos de investigación de casos”, porque cerrar las brechas de datos es clave para evitar que el virus vuelva a afianzarse, dijo el doctor Daniel Salas, quien lidera las tareas de inmunización en la OPS.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) han confirmado 1.681 casos y 44 brotes este año, lo que lo convierte en el peor año para el sarampión en Estados Unidos en más de tres décadas. Sólo nueve de sus 50 estados no han confirmado casos, según los CDC.

Un gran brote también continúa en el estado de Chihuahua, México, donde los funcionarios de salud han confirmado 4.430 casos hasta la semana pasada y 21 muertes, según datos de salud estatales.

Funcionarios mexicanos y estadounidenses han dicho que las cepas genéticas del sarampión que se están propagando en Canadá coinciden con las de los brotes en Texas y Chihuahua. Todos esos brotes afectaron a ciertas comunidades cristianas menonitas que rastrean su migración a lo largo de generaciones desde Canadá a México y Estados Unidos.

En agosto, los funcionarios dijeron que las comunidades menonitas en Belice, Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay tuvieron brotes del mismo tipo de virus del sarampión.

Las iglesias menonitas no desalientan formalmente la vacunación, aunque las comunidades más conservadoras históricamente tienen bajas tasas de vacunación y desconfianza hacia el gobierno.

Muchos brotes seguramente están vinculados, señaló Nuzzo, no sólo por personas enfermas que viajan, sino también por la desinformación.

“No es una prohibición religiosa en la mayoría de estos casos”, dijo . “Es sólo que las personas, tal vez, desconfían de las autoridades, pero también son presas de estos influencers antivacunas que se benefician de los temores que algunas personas pueden tener”.

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El Departamento de Salud y Ciencia de The Associated Press recibe apoyo del Departamento de Educación Científica del Instituto Médico Howard Hughes y de la Fundación Robert Wood Johnson. La AP es la única responsable de todo el contenido.