En 1992, hace poco más de 30 años, Brasil organizó la primera cumbre del clima y logró, por primera vez en la historia, poner sobre la mesa la necesidad de actuar frente a una crisis climática que, por aquel entonces, parecía un escenario lejano. Tres décadas más tarde, mientras el mundo registra un inédito auge de desastres naturales y extremos climáticos, el país vuelve a convertirse en el epicentro del mayor debate global sobre políticas climáticas. "Ya no nos podemos permitir una cumbre basada en promesas y buenas intenciones. Esta debe ser un encuentro enfocado en soluciones, en acciones concretas y, sobre todo, en la ambición ", ha destacado este lunes André Correa do Lago , presidente de la cumbre del clima de Belém (COP30), durante la inauguración oficial de este

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