El Pitazo

El 7 de noviembre, la vida de José Gregorio Rivas dejó de ser rutina. Este venezolano, de 42 años, llegó a Estados Unidos en 2020 y había encontrado un respiro en el Estatus de Protección Temporal (TPS). Pero esa tranquilidad se rompió cuando el gobierno de Donald Trump, respaldado por un fallo de la Corte Suprema, decidió poner fin a ese beneficio.

Desde entonces, José Gregorio decidió encerrarse en su apartamento en Miami. Las calles que antes recorría con confianza ahora le parecen un campo minado. Evita salir, no quiere exponerse.

“No quiero que me vean, no quiero que me pregunten nada”, dice con voz temblorosa. El miedo a ser deportado lo consume. Cada día es una batalla silenciosa contra la ansiedad, contra la incertidumbre, contra la posibilidad de que lo envíen a su pa

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