Lo primero que se debe comprender es que la desigualdad es la consecuencia del acto de amor más grande que se da entre los humanos: el traspaso de afecto, valores, conocimientos y herramientas que los padres entregan a sus hijos. Esto jamás debe considerarse como una injusticia o un acto antisocial; al contrario, es un acto justo en su grado más alto. La libertad de los padres para educar a sus hijos es un derecho fundamental. Incluso es un mandato divino para muchos de ellos, por lo que no es transable ni está sujeto a acuerdos.
Digamos que una mamá extranjera le enseñó a sus hijos su idioma nativo, que es el inglés. La consecuencia de ese acto fue que esos niños son bilingües. Otra madre, que es profesora de inglés en un colegio, le enseñó a sus hijos ese idioma. En otra familia no hay

El Rancagüino
AlterNet
New York Post
Pajiba
KCTV5 News Kansas Sports
Raw Story
Deadline