Formosa zafó por un pelo de los graves fenómenos meteorológicos que afectaron el sur de Brasil y, ya en territorio argentino, algunas zonas de la provincia de Misiones, entre otras. Las tormentas, anunciadas en principio como ciclones, se convirtieron en tornados, con una duración menor pero con vientos mucho más fuertes que los primeros, llegando a alcanzar -en el vecino país- velocidades por encima de los 300 kilómetros por hora. Para tener una idea, superiores incluso a las ráfagas de Melissa (250 km/h), el huracán que arrasó Jamaica recientemente.
El clima, no cabe duda, se está transformando en un peligro cada vez más frecuente en todo el mundo. Las alertas se reiteran sin solución de continuidad y por estas horas hay amenazas latentes en distintas provincias (Buenos Aires, por ejemp

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