TROME DE LA CONSTRUCCIÓN. Antes de jugar o de pedir regalos, Karina (36) aprendió a trabajar. De pequeña ayudaba a su madre en cuanto negocio iniciaba y se formó con el concepto de que el esfuerzo trae recompensas.

Más grande, estudió Contabilidad, pero la idea de emprender nunca dejó de rondar su cabeza. No lo concretó hasta que su padre, en una conversación, le dio el empujón que necesitaba.

“Yo viajaba constantemente a Ayacucho por trabajo, hasta que un día mi padre me dijo que su sueño era tener una ferretería. Yo pensaba que ese era un trabajo solo para hombres, pero hice caso omiso y acepté el reto inaugurando mi tienda”, comenta la huancaína.

Lo primero que hizo fue acondicionar un pequeño espacio de su casa con muebles de segunda y unas cuantas bolsas de cemento y

See Full Page