Los vecinos de la calle Vapor de Tarragona aseguran estar viviendo una auténtica pesadilla. A apenas ocho metros de sus viviendas, las es caleras mecánicas que conectan el centro con el Barri del Port se han convertido en una fuente constante de ruido que, según denuncian, hace imposible la convivencia. "Ya no podemos vivir más así", "me he tenido que ir de casa" o "vivo encerrada con cascos puestos todo el día", son algunas de las frases que repiten los afectados, que piden al Ayuntamiento una solución definitiva.

Las escaleras se encienden cada día a las siete de la mañana y se apagan a las once de la noche, aunque los vecinos aseguran que en ocasiones permanecen activas incluso durante la noche. El ruido, explican, supera los 80 decibelios , el doble del máximo recomendado. "Ni c

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