Marc Márquez apareció, delgadísimo, por primera vez desde la caída en Indonesia que le ha apartado de las últimas carreras de la temporada. Ha tenido que verlas desde casa, y las ha disfrutado como nunca, porque el trabajo ya lo tenía hecho desde que cerró su novena corona mundial en Motegi. «Estaba en casa y seguía ganando cosas», decía sobre el BMW que se lleva el mejor «poleman» del curso y que se confirmó que era él después de la Q2 de Portimao. «Va uno a la frutería y vuelve con un coche», bromeaba en redes sociales sobre el momento en el que se enteró que era el ganador.

Una lesión injusta

En el momento de máxima felicidad, o justo después, le llegó la lesión que calificó de injusta, aunque no duda de que seguramente haya sido la menos inoportuna de todas. «Porque llegó cuando

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