Las granjas se convierten en «gimnasios» para las gallinas , ahora que estos animales viven en un encierro obligatorio debido a las medidas de prevención frente a la gripe aviar. Las que sufren esta etapa de confinamiento son aquellas gallinas que hasta ahora pasaban la mayor parte del día en el exterior. Es el caso de las camperas que tienen Alejandra González y Paula Perulero en Galinduste , o de las de Ángela Hernández , en Santibáñez de Béjar , ambas en zona de especial vigilancia de la provincia de Salamanca .

Ahora, la preocupación de las propietarias de estas dos granjas no es la producción de huevos, sino el bienestar de las gallinas. «Ahora lo que queremos es proporcionarles entretenimiento y estímulos», explica Alejandra. Una de las ideas es la que ya ha puesto en

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