Dicen que los multibillonarios no tienen códigos. Un día pueden estar con el diablo y al día siguiente con Dios. ¡Así de simple! Hasta el mismísimo 4 de noviembre hablaban de un Apocalipsis si Zohran Mamdani, un musulmán, era electo alcalde de NYC. Cuando ganó, ocurrió un milagro: la élite citadina se doblegó ante el inmigrante alcalde.

Por Alexandr Mondragón

Mamdani –sí, ese inmigrante e hijo inmigrantes que será nuestro primer alcalde musulmán– arrasó en las elecciones. Superó huracanes políticos: lo tildaron de Marxista, Comunista y, de yapa, el clásico combo islamófobo de «¡sharía en las calles!» y «¡yihad con bagels!».

Pero lo más jugoso: se enfrentó a la realeza de Wall Street, esos millonarios y multimillonarios que, en un arrebato de solidaridad proletaria del 1%, quemaron decen

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