En los debates públicos solemos repetir que “todo es economía”. La recesión, la inflación, el desempleo o las tensiones internacionales siguen siendo, sin duda, grandes disparadores de inestabilidad política. Pero el mundo del siglo XXI está mostrando algo más profundo: existen factores menos visibles que pueden alterar el clima político con la misma fuerza —o más— que cualquier indicador macroeconómico. Uno de ellos es el agua .
Durante mucho tiempo, la gestión del agua se consideró un asunto técnico, ajeno a la agenda política más caliente. Sin embargo, la experiencia internacional demuestra lo contrario. Cuando el agua escasea, se contamina o se vuelve inaccesible, la política tiembla. Y cuando se gestiona bien, la política capitaliza.
Basta mirar algunos ejemplos recientes. En E

Perfil

FOX19 NOW
ESPN NBA Headlines
New York Post Opinion
Cinema Blend
The Conversation