Por Nomi Pendzik

Playa Bahía Bonita, verano de 2025. Viene rugiendo la ola. No la veo, la presiento: soberbia, imparable. Preparo el barrenador, siguiendo las instrucciones de mi hombre, me acuesto de panza sobre ella y me abandono. Una fuerza impetuosa me levanta, el agua es un animal de piel deliciosamente fría que corre bajo mi cuerpo: soy parte del torrente. La orilla se acerca a una velocidad prodigiosa. Cuando llego y me levanto de la arena, todavía quedan el temblor y el éxtasis de mi primera barrenada.

Ustedes no se imaginan el delicioso esfuerzo que me llevó escribir las líneas anteriores. Porque describir ciertos procesos y las sensaciones que suscitan es una de las tareas más arduas de la escritura. Hay que tener en cuenta factores externos y también internos: percepcion

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