En Quintana Roo, la carrera por la gubernatura de 2027 ya comenzó, aunque el calendario electoral diga otra cosa.

Desde hace meses, los actores políticos más visibles del estado parecen más concentrados en promover su imagen que en cumplir con sus obligaciones actuales.

La administración pública se ha convertido en un escenario de campaña anticipada.

Secretarios, alcaldes, legisladores y hasta funcionarios federales se mueven como si ya estuvieran en contienda: giras disfrazadas de trabajo, espectaculares con mensajes “institucionales”, ruedas de prensa para presumir logros ajenos y una avalancha de publicaciones en redes donde cada acción pública se narra como si fuera un spot electoral.

Mientras tanto, los problemas del estado siguen ahí, sin pausa ni atención suficiente. Inseguridad

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