A una década del Acuerdo de París, la COP30 que se está llevando a cabo en Belém, Brasil, expone una tensión estructural: los países que concentran las emisiones históricas conservan también el control financiero de la acción climática.
Según un estudio de Oxfam publicado a inicios de octubre, dos tercios de los recursos destinados al Sur Global se entregan como préstamos, no como subvenciones. El resultado es que los países más vulnerables y en vías de desarrollo enfrentan la crisis climática bajo esquemas de endeudamiento, mientras quienes mayor responsabilidad tienen sostienen márgenes de decisión y rentabilidad.
La política climática multilateral se mantiene en funcionamiento, pero su capacidad de enmendar el rumbo es limitada. Las cumbres climáticas históricamente han reiterado los

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