Pese a indicadores micro y macro económicos sobre los que parecen soplar vientos a favor del gobierno de Claudia Sheinbaum, en el escenario nacional aparecen algunos nubarrones que en lo político están complicando este, su segundo año de ejercicio.

De por sí no fue un arranque glorioso el del así llamado segundo piso de la cuarta transformación lo que, se debe apuntar, obedeció más a las presiones externas -fundamentalmente del gobierno de Donald Trump- que a las acciones políticas internas de una oposición que se creyó su propio mito de que en 2024 echarían a la 4T de Palacio Nacional, cuando en realidad recibieron una paliza corregida y aumentada respecto a la de 2018.

No me queda ninguna duda de que el gobierno federal tiene la capacidad, las herramientas políticas, la legitimidad de

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