La Selección mexicana ha vivido, desde hace casi un siglo, una relación constante y a veces polémica con los futbolistas naturalizados. La posibilidad de que Álvaro Fidalgo, mediocampista español del Club América, sea considerado para el proceso rumbo al Mundial de 2026, ha reavivado el debate nacional: ¿aportan realmente?, ¿quiénes han dejado huella?, y sobre todo, ¿a quién podría desplazar el jugador europeo en el esquema de Javier Aguirre?

México no es ajeno al uso de futbolistas nacidos fuera del país. Desde la década de 1930, naturalizados como el cubano Jorge Romo, quien disputó los Mundiales de Suiza 1954 y Suecia 1958, abrieron la puerta a esta práctica. Con el paso de las décadas, el Tri integró elementos provenientes de Sudamérica, principalmente Argentina y Brasil, que encontr

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