Pedro Natalio Ortega Ulloa, un sargento en retiro del Ejército chileno, se encuentra prófugo desde hace cinco meses. Ortega, conocido como "Pepe" o "El Jefe", lideraba una organización criminal que fue desmantelada en junio de este año. La banda intentaba introducir más de 3 mil millones de pesos en pasta base y cocaína a Chile. Documentos judiciales revelan que Ortega Ulloa controlaba la operación desde su hogar, utilizando GPS en los vehículos de distribución de droga.

La red narco-castrense, con base en la región de Tarapacá, operó de manera estructurada y jerárquica durante más de un año. Los miembros de la organización, muchos de ellos militares activos, utilizaban sus conocimientos fronterizos para internar la droga desde Bolivia y trasladarla a la región Metropolitana. En un operativo de junio, se incautaron casi 200 kilos de droga, aunque se estima que entre marzo de 2024 y mayo de 2025, la banda realizó con éxito unas 17 operaciones.

La investigación, liderada por la Unidad de Análisis y Focos Investigativos (SACFI) de la Fiscalía Regional de Antofagasta, alertó sobre los movimientos de los narco-militares. La gran cantidad de droga que trasladaban no podía pasar desapercibida. En cada operación, la banda lograba mover entre 100 y 200 kilos de droga hacia la capital. La mercancía, que ingresaba por pasos fronterizos clandestinos cerca de Colchane, era almacenada temporalmente en tomas de Alto Hospicio.

Para evitar sospechas, la organización utilizaba vehículos que eran conducidos y escoltados por militares activos del Ejército de Chile. Entre los involucrados se encuentran el sargento 1º Cristian Alejandro Díaz Silva, considerado el jefe operativo, y otros seis miembros de la 2º Brigada Acorazada “Cazadores”. Todos están actualmente en prisión preventiva, aunque han sido dados de baja del Ejército.

La investigación ha revelado que la mayoría de los miembros de la banda eran militares en ejercicio, lo que facilitó su funcionamiento. La camaradería entre las distintas ramas de las Fuerzas Armadas permitió el reclutamiento de nuevos miembros y el acceso a información confidencial. Este escándalo ha puesto en jaque la integridad de las instituciones militares en Chile, dejando al descubierto una red de corrupción y narcotráfico que operaba desde dentro.