El telón del Superclásico entre Boca y River apenas se había cerrado, y las resonancias de la victoria Xeneize aún flotaban en el aire, cuando una noticia asombrosa cruzó el Río de la Plata.
A cientos de kilómetros de La Bombonera, en la tranquila campiña uruguaya, apareció un objeto con una carga emotiva incalculable: la camiseta con la que Boca Juniors había rendido tributo a su recientemente fallecido exentrenador, Miguel Ángel Russo.
El escenario original del homenaje fue el sábado 18 de octubre. Boca recibía a Belgrano de Córdoba en lo que fue el primer partido tras el deceso de Russo. El club desplegó una serie de tributos conmovedores, tanto en el césped como en las tribunas, culminando con el simbólico envío de una camiseta al cielo, atada a globos.
El destino final de ese emoti

Diario El Día de La Plata

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