La solución que planteó en su origen Starlink, el impulsado por la empresa SpaceX, propiedad de Elon Musk, tenía un sentido: hacer llegar conexión de red a áreas remotas en las que apenas había opciones de contar con este servicio por su localización apartada o por su escasa densidad de población y la consiguiente limitación de retorno de inversión para las compañías tradicionales.
Sin embargo, la mente de Elon Musk parece no conformarse con ello y ya plantea que la infraestructura de Starlink sirva para dar solución a otros dos retos que se plantean en el horizonte: el calentamiento global por un lado y, por otro, la necesidad de centros de datos y la energía que requieren para operar y sostener el desarrollo de la inteligencia artificial.
La apuesta de Elon Musk de que xAI, su empr

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