Este domingo se celebra un referéndum en Ecuador que despierta especial interés en Donald Trump, pues incluye una propuesta que permitiría el regreso de bases militares extranjeras al país, lo que abriría la posibilidad de que Estados Unidos vuelva a tener presencia en el Pacífico Este Tropical –donde ya operó una base durante la Segunda Guerra Mundial y entre 1999 y 2009, antes de ser desalojada por el entonces presidente Rafael Correa–.

Tanto el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, como la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, han manifestado el interés de la Administración de Trump por volver a operar una posición militar estratégica en el Pacífico si los ecuatorianos votan mayoritariamente 'Sí'.

En una visita a Quito, Rubio aseguró que, si EEUU es “invitado a regresar”, lo tendrá en cuenta, ya que “es un punto muy estratégico” para hacer frente a delitos como el “narcoterrorismo” y la pesca ilegal.

Noem, quien ha visitado el país en dos ocasiones en apenas tres meses, recorrió la semana pasada junto al presidente de Ecuador, Daniel Noboa, las bases militares de Manta y Salinas, ambas ubicadas en la costa ecuatoriana, después de que el mandatario asegurara que ha quedado descartado el retorno de militares estadounidenses a las islas Galápagos, ante las críticas de la oposición y de colectivos ambientalistas.

Actualmente, el artículo 5 de la Constitución, promovida por Correa y aprobada en 2008, prohíbe expresamente la instalación de bases militares extranjeras en territorio nacional, lo que forzó en 2009 a EEUU a salir de Manta, donde coordinaban acciones contra el narcotráfico.

Para Noboa, el correísmo entregó el país “al narcotráfico”, bajo el argumento de “recuperar la soberanía”, en lo que para él fue “el primer pacto con el crimen transnacional” de sus ahora opositores.

Noboa ha dicho que no necesariamente tienen que ser bases militares, sino que podría instalarse, por ejemplo, una “base de control de pesca ilegal” en la que estén varios países; otra de “control de drogas” u otra para que la use el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense. Ese fue el principal tema que Noboa abordó con Noem en su visita a las bases militares de Manta y de Salinas.

Allí analizaron su equipamiento y qué se necesitaría si, de ganar el 'Sí', EEUU decidiese instalarse nuevamente en Ecuador, lo que para el Gobierno permitiría establecer “un nodo de cooperación internacional en seguridad marítima y lucha antidrogas”.

De la costas ecuatorianas salen constantemente lanchas con grandes cantidades de cocaína hacia Centroamérica y Estados Unidos, y actualmente existe un convenio entre ambos países para dar caza a estas embarcaciones por parte de los guardacostas que las interceptan en alta mar y las entregan a las autoridades ecuatorianas.

“Tenemos que estar aliados no solamente con Estados Unidos, sino con muchos países que están en esta lucha contra el narcotráfico y el terrorismo”, dijo el ministro del Interior, John Reimberg, durante las visitas de Noem. El Gobierno afirma haber mantenido conversaciones con Brasil para evaluar la posibilidad de instalar una base de Policía amazónica en las provincias de Sucumbíos y Orellana, especialmente afectadas por la minería ilegal.