CAMPECHE, CAMP. Tras los recientes operativos de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) en el estado, quedaron al descubierto las cicatrices del ecocidio detenido a tiempo. Esto desde manglares sepultados, selva arrasada, y con ello, el desplazamiento silencioso de la fauna hacia los espacios humanos.

La bióloga Dayna Miranda lo resume con precisión: “Muchas veces tarda años en recomponerse la zona afectada. Las especies terminan huyendo hacia comunidades cercanas, donde aumenta el conflicto con los humanos.”

Lo que parece solo una pérdida vegetal, en realidad desata una cadena de encuentros peligrosos entre el campo y la selva.

Reiteró que, aunque no hay cifra de rastros de jaguares o tapires en carreteras afectados, es un hecho que esto tiene un gran impacto Ese

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